La Escuela del Siglo XXI
Retos y Perspectivas
La escuela del siglo XXI debe ser una institución de calidad para que todos y cada uno de nuestros hijos y alumnos desplieguen sus potencialidades y logren el pleno desarrollo de sus capacidades de pensar y sentir, crear e innovar, descubrir y transformar. Existe suficiente cantidad de investigación sobre la educación, la enseñanza y el aprendizaje cuya información puede emplearse para cambiar la escuela en el contexto actual en que las tecnologías y, sobre todo, las tecnologías móviles y las redes sociales, juegan un papel tan importante a la hora de informarse y aprender.
Pero ¿Qué hacer y cómo hacer para lograr una escuela de calidad en las actuales condiciones? ¿Qué plantea la ciencia? ¿Qué investigaciones se están llevando a cabo en estos momentos? ¿Cuáles habría que realizar? ¿Qué papel le corresponde a la tecnología y cuál a la metodología en la transformación del aula y la escuela? ¿Qué enseñar y cómo enseñarlo? ¿Cuál es la opinión de los expertos? ¿Qué establece la práctica? ¿Qué opinan los maestros? ¿Cuáles son las tendencias más reconocidas? ¿Qué se publica y dónde? ¿Cómo eludir el “fake news”? ¿Quiénes son los líderes científicos más reconocidos sobre los distintos tópicos de interés de la educación?
Reflexionemos todos juntos, y lleguemos a consensos sobre lo que hay que hacer en lo personal e institucional para formar el hombre y la mujer, el ciudadano que requiere la sociedad de la información. Pongamos el énfasis en el aspecto práctico, fundamentado por supuesto en lo mejor de la teoría científica contemporánea, pero con vistas a transformar la educación, la enseñanza y el aprendizaje.
Maestro Investigador
Entre las propuestas que más llaman la atención de conocedores y profanos, una de ellas, está sin duda alguna la de “maestro investigador”, entre otros factores por el papel que juega la ciencia en todo proceso de creación y cambio. La formación de la mujer y el hombre para vivir y convivir, participar y ser parte de la sociedad es un proceso de creación de gran significado en sí misma y de una trascendencia extraordinaria que requiere de la ciencia no tan solo en el aspecto que tiene que ver con el contenido per ser de cada uno de los curso sino además con todo aquello que se relaciona con el tratamiento didáctica a ese contenido, la vía o vías seleccionadas para la relación entre el estudiante y el contenido de aprendizaje así como no menos importante la relación entre estudiantes y estos y cada uno de ellos con el profesor .
El rigor científico de la educación no se puede restringir de modo alguno al contenido rigurosamente científico de cada curso. Si bien esto es condición necesaria es a su vez no es suficiente para la formación integral de un ciudadano.
El maestro bien del preescolar, bien de la universidad, es por la esencia de su trabajo profesional un formador, un educador, y el curso que desarrolla en clase, ya física o virtual o combinación de ambas, el “instrumento” mediante el cual “ejerce” una influencia en la forma de pensar, sentir y actuar del grupo y de cada uno de los integrantes de este.
Si importante resultan los conocimientos puntuales que el estudiante debe aprender en el curso, trascendente es la formación de la personalidad del estudiante que se conforma poco a poco desde las más tempranas edades bajo la influencia de cada uno de los maestros que “intervienen” en un proceso de formación que se extiende por toda la vida.
La propuesta de “Maestro Investigador” pone el énfasis en la necesidad del empleo del método científico por parte de cada uno de los maestros en su función como formadores de la personalidad de cada uno de sus estudiantes.