Vigotsky en el aula

Vigotsky en el aula


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Les presentamos un libro sobre la “didáctica”, pero no de didáctica tradicional. Se trata de una aproximación a lo que algunos expertos reconocen como la “Nueva Didáctica” también nombrada por otros, como “Didáctica 3.0” y para otros, continuadores del legado de Lev Semiónovich Vigotsky (1896 – 1934) “Didáctica para el Desarrollo”.

Cuatro son las principales fuentes del actual movimiento de actualización de la didáctica. Una es la re valoración de las mejores tradiciones del “arte de enseñar”: J. A. Comenio, M. Montessori, C. Freinet, O. Cossetini, A. Aguayo …. Dos, el legado científico de dos grandes genios acerca de la enseñanza, Jean Piaget y Lev S. Vigotsky. Tres, el aprovechamiento cada vez mayor de las investigaciones neurológicas aplicadas a la enseñanza, desde los planteamientos de Alexander Luria, amigo y miembro del equipo de Vigotsky, en lo que hoy nombramos Neuro Ciencias; y el cuarto factor o fuente: el empleo de los medios tecnológicos, digitales en estos tiempos. Son cuatro los fundamentos que a través de tiempo han permitido a la Didactica transitar del simple e intuitivo arte de enseñar a la ciencia de enseñar, sin obviar por supuesto cuanto de arte tiene el empleo en la práctica de los conocimientos científicos para hacer posible que otros aprendan y que ese aprendizaje perdure en el tiempo y lo más importante contribuya a su crecimiento como persona en el contexto cultural de pertenencia.

Hoy al inicio del siglo XXI y después de varios períodos en el pasado siglo  con marcada “penetración e influencia” de la psicologia y la sociologia un grupo de especialistas en Pedagogía y Didáctica y cientos de maestro con plena identidad profesional y pasión por la enseñanza defienden el objeto de estudio de la ciencia que practican: la enseñanza, la distinguen del concepto de aprendizaje y contribuyen mediante investigaciones a la creación de una Nueva Didáctica vinculada a los procesos de formación de las personas, concepción que va más allá de la noción de aprendizaje y le brinda a la Didáctica el caracter científico que por tiempo exige, como ciencia experimental y “normativa” de la enseñanza.

Nosotros optamos por la “Didáctica Desarrolladora”, también reconocida como Integradora, o Didáctica para el Desarrrollo, es decir el crecimiento humano, fundamentada en el mejor legado de Lev Semionovich Vigotsky (1896 – 1934) y sus seguidores, a la enseñanza, el concepto de “Zona de Desarrollo Potencial” (ZDP), lo que entre otras cosas nos permite presentarla como ciencia y arte de enseñar.

Enseñanza para el desarrollo”, constituye la propuesta didáctica más trabajada por los seguidores de Lev S. Vigotsky, en particular por V. V. Davidov y por V. V. Repkin, a fines del siglo pasado. El punto de partida de esta propuesta lo constituye el concepto nodal de los planteamientos de Vigotsky, el de Zona de Desarrollo Potencial, cuya interpretación ha evolucionado en el tiempo dado el interés por su aplicación, en este caso el de los maestros en las actuales condiciones de enseñanza predominantes grupales y la exigencia del empleo además del pizarrón, de las tecnologias de la información y la comunicación (TIC) y las redes sociales.

El propósito de “Vigotsky en el aula” es contribuir con algunas ideas a la formación de maestros y a la actualización de los profesores en ejercicio de la profesión, precisando conceptos básicos como enseñanza y aprendizaje, distinguiendo uno del otro, explicando las principales funciones didácticas a cumplir por todo maestro en el aula ya sea presencial o en línea, y todo ello apoyandonos en la teoría socio cultural de la práctica docente.

La enseñanza es grupal, el aprendizaje es personal. He aquí una contradicción dialéctica que de resolverse adecuadamente, profesionalmente, auspicia el crecimiento, pero para ello se requieren los conocimientos didácticos. En otras palabras, la actuación del maestro será cada vez más profesional, “centrada en la persona”, humanística, de calidad y equidad, en la medida en que tenga en consideración los conocimientos científicos que aporta la Didáctica para resolver entre otras la siguiente contradicción: la de enseñar a un grupo atendiendo a cada persona miembro del mismo, y como buen “pastor” conducirlo no tan solo al aprendizaje puntual de tal o cual concepto, desarrollo de una determinada habilidad o competencias o incorporación de una actitud o un valor, sino al crecimiento personal de cada uno de ellos y del grupo como consecuencia de ese aprendizaje.

La aplicación crítica y creativa del constructo de “Zona de Desarrollo Potencial” (ZDP) puede ayudarnos en la práctica profesional diaria a resolver esas contradicciones antes expuestas: auspiciar el crecimiento personal y lograr la atención a la persona trabajando con el grupo. El problema es cómo podemos los maestros aplicar el concepto de Zona de Desarrollo Potencial (ZDP), una cosa es conocerlo y comprenderlo, pero otra hacerlo de uno, aplicarlo creativamente en condiciones de “masividad”, característica de la enseñanza escolar.

Vigotsky se refiere a una relación entre dos en que uno de ellos digamos el profesor, persona capaz, mueve, al otro, el estudiante, para serlo capaz de “algo” en un entorno cultural determinado. La pregunta entonces repetimos es ¿cómo hacer uso de la ZDP en nuestras condiciones habituales, de grupos de aproximadamente 25 alumnos? ¿Cómo hacer posible que cada miembro del grupo contribuya al aprendizaje del otro y que ese esfuerzo se traduzca en crecimiento para todos? Más aún, ¿cómo apoyar la autonomía en crecimiento de cada cual en un contexto de colaboración social? ¿Cómo lograr las negociaciones semióticas que exigen cada uno de los aprendizajes para estos contribuyan a la autonomía y crecimiento personal?

La ZDP es una metáfora con un valor heurístico extraordinario, es el constructo más importante, digamos nodal, aportado por Vigotsky para examinar e integrar como parte de una teoría sus consideraciones sobre el desarrollo humano, el pensamiento, el lenguaje, el aprendizaje, la enseñanza, la conciencia, entre otros, el cual como tal puede tener múltiples “miradas”, desde la simple descripción hasta diferentes interpretaciones para la actuación profesional en el aula.

Si consideramos la mente desde una perspectiva semiótica, la enseñanza debe ser grupal, para favorecer las relaciones, mejor aún las interacciones sociales para la apropiación de lo convencionalmente establecido por la cultura en el entorno social de pertenencia. La enseñanza tiene razón de ser cuando “mueve” el sujeto de lo real a lo potencial. He aquí entonces la verdadera, la genuina y auténtica enseñanza la que provoca crecimiento humano, y que los pedagogos vigostkiano identificamos como “Enseñanza para el Desarrollo”.

El concepto de Zona de Desarrollo Potencial ha evolucionado, como toda concepción válida, desde una perspectiva trasmisionista, donde el papel rector lo tenía de manera absoluta el mediador (Persona adulta, conocedora y con experiencia), y la comunicación era básicamente “unidireccional” a una Zona de Construcción Social del Conocimiento (ZCSC), grupal, donde el que enseña sin dudas, sabe, pero el aprendiz puede aportar y entre los dos o más, se construye el conocimiento que favorece el desarrollo, como parte o resultado de un proceso de mediación compartida.

La Didáctica de las personas que aprenden es decir que deben crecer como ciudadano exige del maestro que al planificar la lección identifique el “movimiento” que quiere propiciar en el grupo y cada uno de sus miembros en las márgenes de las zonas de desarrollo potencial de cada uno y de los equipos de trabajo del aula y trabajemos en el aula presencial o virtual de modo de “moverlos” a cada uno y a todos según su zona de desarrollo. Reflexionemos profesionalmente con la seriedad que nos caracteriza, ¿contamos con las competencias profesionales didácticas que nos permita lo antes planteado, o necesitamos prepararnos al respecto?

El ruso Vasily Vasilovich Davydov se presenta como una “pieza clave” entre la lectura rusa, y la interpretación estadounidense del trabajo de Vigotsky al poner en práctica en un grupo de escuelas experimentales de la Academia de Ciencias Pedagógicas, en Rusia y en otros países, en la década de los años 90, una innovadora experiencia pedagógica. Tal propuesta aparece en su libro” Enseñanza para el Desarrollo” y en diversos artículos, en que se destaca también la contribución del filólogo, psicólogo y educador ruso V. V. Repkin, uno de los lideres fundadores de la Asociación Internacional de la Enseñanza del Desarrollo. Las investigaciones de Davidov y Repkin en las mencionadas escuelas estuvo centrada en darle continuidad con apertura y enfoque práctico al legado de Vigotsky para la educación, pero sobre todo a la enseñanza, en particular la didáctica, las metodologías de enseñanza.

En “Vigotsky en el aula” se comparte una propuesta didáctica vigotskiana: la  “Enseñanza para el Desarrollo” probada en la práctica con cientos de maestros en un sin número de instituciones educativas y avalados su puesta en práctica por investigaciones rigurosamente controladas y aprobadas por Nova Southeastern University.

Hemos logrado precisar mediante investigaciones iniciadas en la década de los años 80’s en el Proyecto Argos que es el nivel de competencias profesionales didácticas del maestro el factor que incide más favorablemente en la calidad de la enseñanza. Más aún si estás competencias tienen como proponemos una fundamentación teórica en el constructivismo social y una metodología como el aprendizaje entre iguales (aprendizaje cooperativo), empleando el método ELI, el maestro es capaz de mover al grupo de estudiantes en su zona de desarrollo potencial grupal, y con ello a cada uno de sus integrantes con la colaboración que se brindan los iguales y que se propicia con el trabajo de ayuda y colaboración entre los integrantes de los pequeños equipo. Ahora bien, lo planteado se logra siempre y cuando el maestro cumpla siete funciones didácticas (método ELI) transversales, básicas, genéricas, que garantizan el logro de un aprendizaje a profundidad que propicia el desarrollo personal.

Los invitamos a conocer las funciones didácticas cuyo cumplimiento durante el desarrollo de la lección, presencial o en línea, a distancia, permite mover al alumno en su zona de desarrollo potencial. Enseñar es mover al estudiante de no saber a saber, de no ser capaz a ser capaz, y lo importante: ser un ciudadano virtuoso. La esencia de la didáctica de las personas radica en el cumplimiento de funciones didácticas en secuencias tales que hacen posible que unos y otros negocien el significado de los objetos de aprendizaje en el entorno cultural de pertenencia y logren un movimiento de aprendizaje para el crecimiento.

Lo anterior lo consideramos una contribución para la construcción de una Didáctica Humanística, centrada en la persona, para auspiciar la capacidad distintiva del ser humano: la de pensar y sentir, crea e innovar, descubrir y transformar. Expresiones de humanismo y respecto por la mujer y el hombre en proceso de formación.

Autor: Ramón F. Ferreiro Gravié